Fragmentación bancaria y falta de interoperabilidad en Latam
Los servicios financieros en Latinoamérica han experimentado una importante expansión en los últimos años. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, los desafíos relacionados con la infraestructura, como la fragmentación bancaria, siguen condicionando la innovación. Los sistemas financieros de Latam no operan bajo un modelo común. Cada país posee sus propios estándares y marcos regulatorios, lo que implica que este gran mercado no puede abordarse con una solución única.
Los esfuerzos de integración se enfrentan a barreras asociadas a las definiciones locales, el acceso y la madurez tecnológica. Para las empresas con operaciones en varios países, estas diferencias afectan su capacidad de escalar de forma rápida. Aunque la interoperabilidad técnica se considera un objetivo primordial, las redes bancarias y los sistemas de pago no presentan altos niveles de interoperabilidad, lo que dificulta la comunicación y la operación conjunta.
Causas y Consecuencias de la Fragmentación Bancaria
La fragmentación bancaria en Latinoamérica es producto de las propias regulaciones de cada país, que divergen con las de sus pares, así como la inadecuada aplicación de estándares globales. La fragmentación se genera cuando las instituciones financieras, las redes de pago y los marcos regulatorios operan de manera aislada, sin coordinación ni interoperabilidad.
Esto ha causado que en la región existan distintas infraestructuras financieras, estándares regulatorios inconsistentes, e ineficiencias operativas en los sistemas de pagos transfronterizos. Como consecuencia, la fragmentación aumenta los costos operativos, ya que las instituciones financieras deben trabajar con diversas plataformas que no se interconectan. Esto incrementa el costo de las transacciones transfronterizas al requerir integrarse con múltiples intermediarios.
Las transacciones transfronterizas, en particular, requieren tiempos de liquidación más prolongados debido a la falta de protocolos de comunicación estandarizados y la dependencia de las redes de corresponsalía bancaria.
La falta de interoperabilidad entre las diferentes redes bancarias de la región genera retrasos que afectan a las empresas y consumidores, quienes tienen que esperar más para que las transacciones se hagan efectivas. Asimismo, la fragmentación genera vulnerabilidades en la seguridad. La falta de protocolos estandarizados de autenticación, cifrado y detección de ataques hace que las instituciones y los clientes estén más expuestos a las crecientes ciberamenazas.
Superar la Fragmentación: Un Desafío que Persiste
El principal desafío que enfrenta el ecosistema financiero latinoamericano es la fragmentación del sistema bancario. Aunque la región tiende a considerarse un mercado único, la realidad es mucho más compleja. Las operaciones transfronterizas implican lidiar con sistemas distintos, que tienen sus propios estándares, regulaciones y ritmo de adopción.
Desarrollar el ecosistema de banca abierta (open banking) en Latinoamérica va más allá de abrir el acceso a los datos financieros. Los sistemas deben conectarse de forma práctica y eficiente. El enlace a la falta de interoperabilidad entre las diferentes redes bancarias de la región genera retrasos que afectan a las empresas y consumidores, que tienen que esperar un mayor tiempo para que se hagan efectivas las transacciones, por muy básicas que sean.
Esto incluye APIs bancarias consistentes, soporte legal, seguridad de los datos y relaciones transparentes con los reguladores. Pero estos elementos no pueden copiarse de un país a otro sin los ajustes pertinentes, ya que deben configurarse de acuerdo a los marcos legales y regulatorios de cada mercado.