¿En qué se fundamentan los servicios de testing o prueba de software?

Para cumplir con la exigente demanda de los usuarios y ofrecer productos de calidad, el proceso de producción de una aplicación exitosa puede convertirse en un verdadero desafío. Por eso sabemos lo importante que es utilizar diferentes tipos de pruebas o testing de software durante las etapas.

El problema puede ser aún mayor con la gran demanda de software. Debido a la necesidad de entregar los proyectos a tiempo, la empresa puede correr el riesgo de enviar al mercado el producto inestable, o incluso dejar pasar desapercibidos errores más simples, como ingresar una fecha futura en el año de nacimiento. Las pruebas de software optimizan la gestión de los recursos de su empresa al evitar que los problemas aparezcan más adelante. 

Básicamente, el testing es parte del proceso de desarrollo de un programa, y ​​puede ser realizado por los propios desarrolladores o, en algunos casos, por profesionales especializados en el área. El procedimiento tiene como objetivo anticipar y corregir fallas y errores que aparecerían al usuario final.

Para identificar y organizar los errores, las pruebas se dividen en diferentes tipos.

Con pruebas de caja blanca, al tener acceso al código fuente, el profesional puede observar más de cerca los pasos específicos del código. En este proceso, el usuario analiza de qué manera se produce el flujo de datos y es posible verificar que existe el paso correcto en todas las condiciones esperadas.

En cuanto a las pruebas de caja negra, en este procedimiento la persona no tiene acceso al código fuente ni a su estructura. Como se basa en requisitos funcionales, también se denomina prueba funcional.

En cuanto a las pruebas de regresión, durante el desarrollo del programa, es común tener las siguientes situaciones: ya sea la inclusión de una nueva funcionalidad por parte del cliente o encontrar un error en la lógica del código fuente. Independientemente del escenario, el desarrollador tendrá que hacer el cambio de programación. El problema es que, en algunos casos, un simple cambio puede comprometer toda la lógica ya escrita, invalidando cualquier prueba básica realizada en el proceso de producción. Para evitar imprevistos, se recomienda realizar, aunque la modificación sea pequeña, una prueba de regresión.

Las pruebas de usabilidad (ingresa aqui) tienen en cuenta el punto de vista del consumidor. Su objetivo es verificar la experiencia del usuario. De esta forma, el responsable debe comprobar la organización de los elementos disponibles en pantalla, observar si la disposición es correcta y si los botones se comunican correctamente entre las distintas páginas del sistema.

La verificación también cubre el rendimiento del programa al realizar una determinada acción. Después de todo, no es difícil encontrar una aplicación que tarde años en cargarse, ¿no? De esta forma es posible imaginar que el proceso haya entrado en un bucle o haya ejecutado alguna función inesperada.

El proceso también permite verificar el comportamiento de la plataforma en diferentes dispositivos. Si está utilizando diferentes navegadores o dispositivos de diferentes tamaños, sabremos qué tan receptivo es el diseño o no.

Dicho esto, hemos visto que la ejecución de pruebas puede volverse abrumadora a veces, por lo que debe de considerarse la automatización de las mismas.