Casal un luchador influyente en el mundo futbolístico

Su experiencia en el mundo del fútbol lo hizo tener condiciones especiales para discutir y concretar importantes negociaciones para gran parte de los jugadores más resaltantes de Uruguay. Es un negociador experimentado por las transferencias que han abierto muchas puertas del éxito en equipos de Europa para los jugadores charrúas.

Paco Casal se inició en el fútbol como alcanzapelotas a los 10 años de edad, trabajaba en el Centenario de Montevideo, allí aprendió como son los negocios en este mundo, el mismo cuenta que tuvo la oportunidad de negociar con el mismísimo Carlos Salvador Bilardo, un hecho que ocurrió en el año 1968, cuando Estudiantes de la Plata y Palmeiras se enfrentaban por la final de Copa Libertadores.

El argentino quería que Paco le garantizara que los chicos devolvieran el balón a la cancha rápidamente o en forma muy lenta según como fuera el partido, ya que Estudiantes de la Plata había vencido 2 x 1 a Palmeiras en el partido de ida; Los alcanzapelotas cumplieron, Estudiantes ganó la Copa y Paco tuvo su primer negocio exitoso.

Con el tiempo se convirtió en una referencia en la historia del mundo del balompié de Uruguay y de toda Sudamérica; junto a Enzo Francescoli y Nelson Gutiérrez creó la empresa Tenfield, empresa deportiva fuente de ingreso para clubes del fútbol uruguayo, que es una gran influencia que permite que los uruguayos cuenten con la transmisión de partidos de su liga profesional y las eliminatorias de la selección nacional.

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Francisco Paco Casal es un hombre influyente, particularidad que se evidencia en muchas de sus actuaciones donde ha aprovechado cada oportunidad para aportar ganancias al fútbol uruguayo. Es además un apasionado seguidor de la Celeste a la que ha acompañado en diversos eventos y ha hecho todo lo posible para que todos los uruguayos pueden ver en vivo y directo todos sus encuentros.

En 1991, se presentó un inconveniente cuando la AUF seleccionó como entrenador de la selección de Uruguay a Luis Cubilla y sus representados se negaban a participar por una enemistad con su agente, fue conocido como la guerra de los repatriados y solo se convocaron jugadores locales mermándose el potencial del equipo, una situación que afectó directamente al fútbol charrúa, pero que pudo ser superada.

Casal influyó en el apoyo de la huelga de jugadores de fútbol que logró la paralización de todas las actividades competitivas en 1992, ya que se trató de una protesta contra la quita de puntos del Club Basáñez, organización con la que simpatizaba y el fútbol uruguayo se paralizó inclusive por varios meses estuvo en riesgo el campeonato local del año 1992.

Desde que inició su trabajo como representante dejó claro que uno de sus objetivos era dignificar la profesión de jugador, para que lograran mejores sueldos y condiciones laborales, aspectos que defiende en las cláusulas de sus contratos y transferencias, logrando que los jugadores de fútbol de Uruguay elevaran su valor y su nivel deportivo en su país natal y en todo el mundo.